Me gusta el amargo sabor de los desheredados,
de los viejos perdedores,
de los jóvenes derrotados.
Las historias de los que no tienen nada,
de los que con su mala estrella
buscan en un mundo sin romanticismo
llevarse el gato al agua.
De banda sonora suena Sabina,
melancólico blues o el punk más amargo,
en la mesita Bukowsky o Badulaire,
poetas de los desamparados.
Y en la cartera ni vírgenes
ni retratos de las mujeres que alguna vez me amaron,
solo un viejo calendario
con Maki Navaja estampado.
jueves, 16 de junio de 2011
Viejos perdedores, jovenes derrotados
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